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William Kamkwamba se crió en Malawi, un país africano donde prevalecían los pensamientos mágicos pero la tecnología moderna era un misterio. En los libros que leía, el joven William imaginaba la construcción de un molino de viento que algún día podría llevar electricidad y agua a su aldea y cambiar drásticamente la vida de sus vecinos. Con la esperanza de estudiar algún día ciencias, su país se vio debilitado por una hambruna que obligó a William a abandonar la escuela y buscar comida mientras miles de personas morían de hambre en todo el país. Sin embargo, la pasión de William seguía siendo infatigable y, utilizando chatarra, piezas de tractor y mitades de bicicleta, construyó ingeniosamente un molino de viento rudimentario pero operativo que alimentaba cuatro luces y su radio. La noticia de su hazaña pronto traspasó las fronteras de su país, y el joven al que antes se consideraba loco se convirtió en un héroe para muchos en todo el mundo. (5:30)